31 (2016)

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¿Os acordáis de cuando las películas de Rob Zombie eran todo un acontecimiento? Qué tiempos.Cómo lo flipé en Sitges con la casa de los 1000 cadáveres. Por eso, a pesar del tropiezo que fue la de Lords of Salem, a pesar del abucheo en Sundance, a pesar de que un chaval que conocí en el Bifan de Corea me aconsejara no verla (y que luego resultó ser redactor de la Fangoria), pues he terminado viendo 31.
Pues en el fondo de mi corazón estaba deseando decir eso de «pues no es tan mala». Pero no, al final han sido 102 minutos bastante insulsos y plomos. Y no la he quitado porque le estaba dando vueltas a una cosa y así se me ha pasado el tiempo más rápido. Hay una cosa me resulta muy enigmática desde Lords of Salem y que se repite aquí. Los protagonistas son todos cuarentones tardoadolescentes. No hay ni un jovencito, pero todos hacen cosplay de veinteañeros. ¿Por qué será esto?
-Porque Rob Zombie odia a los veinteañeros.
-Porque el público objetivo que se va a dejar el dinero en el VOD son cuarentones tardoadolescente y odian a los veinteañeros.
-Porque es la mejor manera de camuflar el hecho de que su mujer está camino a la menopausia, no hay nadie más que él para darle trabajo de actriz y ella le hace chantaje emocional para que no le haga hacer papeles de señora madura.
Esto le da un toque extra de ridiculez a la peli. El colmo de los colmos es que sale Meg Foster ya vieja pelleja dándole la réplica a la señora de Zombie y resulta ser el único personaje con carisma de toda la peli. El único, porque a pesar de ser una peli coral (con más protagonismo de la Zombie, claro), salvo la Foster, es que todos, hasta el Malcolm McDowell, están para olvidar.
No da ni para verla con colegas en plan birras y porros.
A ver si mejora para la próxima. Aunque me parece que veremos sexagenarios con skates antes que algo con sentido.

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